No sabía si es que había aprendido a ser feliz con nada
O es que se le había olvidado eso de la búsqueda de la felicidad
Abandonado entre libros, letras y canciones sin nombres
Era el viento susurrante que manejaba su andar.
Solo, sin sentimientos, sin nostalgias
Sin amores, sin desamores, sin sufrimiento
Tal vez algún presentimiento de lo que vendría
Que figuraba más de lo mismo que de algo nuevo.
No era absurdismo ni locura
No era abstracción ni nihilismo
Era una idea simple y dura
De que había encontrado un vacío perfecto.
No era exceso de razón
No era intelecto
No era frialdad
No era miedo
No era lesión cerebral.
No era un estado psicológico incorrecto
No era un argumento espiritualmente perfecto
No sabía explicarlo para sí
Ni tampoco yo lo comprendí
Pero cuando miraba sus ojos brillantes y vacíos
Sentía como una mezcla de serenidad y terror.
Vacío perfecto

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