A veces quisiera odiar a algunos que formaron parte de mi historia y odiar algunos caminos por donde caminé.
Pero lo encuentro imposible, muy imposible
Porque sé que es mi historia, es la parte de la historia de ellos en mí.
Y mis caminos
Por mas obscuros que sean son míos y de nadie más.
A veces quisiera culpar a alguien de mis tragedias y encontrar un corderito o un malvado chivo expiatorio, para librarme del dolor de mis equivocaciones, de mis frustraciones y mis autoengaños,
Pero no, no puedo, también me es imposible.
A veces quisiera creer que he perdido algo
Y hacer una forma de ritual para expresar mi duelo
Pero en realidad me cuesta creer que he perdido algo
Cuando en realidad lo entregue de manera voluntaria
Sin límites ni preocupaciones de lo que pudiera pasar.
Entonces me doy cuenta de que mi bendita mente tiene el maravilloso arte de engañarme
De hacerme creer que soy todo bueno, integro, feudo de la razón. A veces me doy cuenta de que he compuesto una canción con melodías, silencios y tiempos ajenos.
Y escucho esa canción y me gusta, porque me libera de muchas cosas.
Pero no, no es esa la melodía de mi alma, es otra.
Otra totalmente contraria, otra que me revuelca el pensamiento y me extirpa la razón.
Pero al final me siento sereno y en paz, porque estoy escuchando en mi alma mi propia canción.