Poesía

 

Un ciego que es invisible
 Sin poder ser visto ni ver
 Capta el brillo de un lucero
 Queriendo ser y no ser
Un mudo grita en las calles
 Las ocurrencias de su alma
 Los sordos se ríen, se burlan
 ¿Habrá necedad en sus palabras?
Corre un cojo de ambas piernas
 A toda prisa y con locura
 Llevando una luz que es dulzura
Para entregarla en manos de un manco
 En lentitud se apresura sabiendo que el tiempo apura
 Y el espacio nos consume como a niebla que no dura.

Sombras

Celestial eres, no lo dudo, tus ojos lo gritan sin miedo
y en su lenguaje no mudo musitan sombras de tu interior,
pero secretos profundos que no entiende mi alma humana
trastornan en mis entrañas de tu imagen la apreciacion.

vislumbro un extraño esplendor, que no conoce mirada
maravilla pura engendrada en mundos de ninfas y hadas
veo murmullos en mí deseando descifrar el mítico misterio
de un alma angelical y humana que brilla cual diamante eterno.

pero una luz inaccesible, cual nueva estrella y sol naciente
guarda el arca de tus secretos como guardian de tu corazon
las figuras son inalcanzables, más allá de lo inteligible
mas siembran en mi alma asombro, curiosidad y admiración.

Sí mismo

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Cultiva su fiel destino con disciplina incesante
Sin olvidar de dónde vino, teniendo claro adónde va
Sus ojos en el futuro, en el presente y el antes
Contraponen su concepción de lo que fue realidad

Su caminar decidido, sus palabras no hablan más
Sus enérgicos ademanes, cual ser que vive al hablar
Dan armonía al discurso, que comunica su esencia
Y justifica continuo, el motivo de su existencia

Y en su interior está el vacío que se llena de lo real
Su pensamiento insondable cual camino sin señal,
Que se extiende en el horizonte como ciudad perdida
Entre los valles y montes de una ruta desconocida

Y ahí convive su esencia, junto con sus ideas
Gobernada por dos potencias llamadas razón y emoción
El infinito es su limite, la eternidad su frontera
Lo inexplicable su vida y el sí mismo su prisión.

Un mismo camino

Caminaba por las calles de una bella ciudad, preciosos paisajes adornaban el ambiente, apacibles moradas se veían desde el andén por donde transitaba; el cielo azul despejado daba un toque de serenidad al alma y todo en derredor inspiraba un ambiente de paz; algo raro noté en el sueño, era que aunque la ciudad estaba bella y bien arreglada, no había ser humano a la vista, pero pronto mi perspectiva cambió; una niña apareció de repente delante de mí y señalando un nuevo pasaje hacia mi derecha, me dijo: tendrás que tomar este camino.

Observé con profundo detenimiento mi nuevo destino que se extendía sin fin y resolví sin opción alguna caminar hacia allá. Todo era distinto al primer ambiente, aquí las calles estaban polvorientas, las casas estaban semi destruidas y la tierra se notaba árida y seca, algo insano se podía respirar y hasta el cielo daba un color gris. Luego empezaron a aparecer personas en el camino, estas invadían mi espacio, me gritaban obscenidades y hasta intentaban golpearme, corrí por librarme del peligro y cansado de correr caí tumbado en el suelo, nuevamente apareció la pequeña que me había señalado el camino y me dijo: ¿por qué te asustas?, este es el mismo lugar por donde caminabas antes y señalándome a la derecha observé que me encontraba a pocos metros de la bella ciudad, entonces, desperté.

¿Qué somos?

¿Qué son nuestras palabras en la eternidad?
¿Qué significan nuestros actos en lo infinito?
¿Qué es nuestro sentir en la inmensidad?
¿Qué es el alma y el ser en el universo?

Somos lo que somos, eso y nada más
Somos lo que seremos, nada más eso
Somos lo que fuimos, sólo eso.

Todo, nada, luz, oscuridad
Viento, agua, fuego, hielo.
Amor, odio, felicidad y dolor
Ira, paz, soledad  y tu.

Eso y nada más…… Eso y mucho más…..

Te mentí

Te mentí
Y al hacerlo me mentí
Como el ser que se alimenta de sus entrañas, causando su destrucción.

Te traicioné
Y en la traición me traicioné a mi mismo
Como quien mata su sombra, creyendo que se libera de algo que no le pertenece.

Te herí
Y al herirte me herí el alma
Y ví correr mi sangre en sangre ajena.

Te arrebate la vida
Y al hacerlo me he desgarrado de la mía,
Hasta el punto del suicidio.

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El diario de viaje de una mariposa

Las alas de la regia mariposa se movían apaciblemente, cual expresión de alegría y amor a la vida, como abriéndose a la libertad; lucía relumbrante y colorida, su estela era un arco iris sostenido unos leves segundos por el viento. Ante tal espectáculo la pequeña mariposa no sabía si mirar a su alrededor o mirar sus fastuosas alas, que con sus suaves y ligeros aleteos realizaban una combinación de colores increíble, tales como los de un ocaso de verano en pleno mar.

La mariposa resolvió dejar de verse por un segundo, entonces fueron deslumbrantes las cosas que apreció; abajo, arriba, a su lado, mil colores destilaban de ese mundo exterior, era una maravilla, nunca lo había visto de esa manera, jamás pensó que existiera, era lo mejor que podía pasarle. Súbitamente miró hacia abajo, le llamó la atención algo que se movía allá, poco a poco fue bajando, disminuyó la velocidad de sus aleteos mientras observaba ese diminuto punto de mil colores que estaba ahí abajo, bajo más y más, hasta que lo tocó y cuando lo hizo se sintió feliz, completa, plena, libre, mítica y real, era ella, sí, era ella posada sobre unas aguas cristalinas.

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