Un ciego que es invisible Sin poder ser visto ni ver Capta el brillo de un lucero Queriendo ser y no ser
Un mudo grita en las calles Las ocurrencias de su alma Los sordos se ríen, se burlan ¿Habrá necedad en sus palabras?
Corre un cojo de ambas piernas A toda prisa y con locura Llevando una luz que es dulzura
Para entregarla en manos de un manco En lentitud se apresura sabiendo que el tiempo apura Y el espacio nos consume como a niebla que no dura.